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El uso de las mayúsculas (y abuso)

La mayúscula se ha puesto de moda: escribimos en mayúsculas las palabras que deseamos resaltar, los conceptos que hacen referencia a algo que consideramos importante. Así, podemos leer en mensaje en una entidad financiera: “Nuestra red de Oficinas está preparada para afrontar el Plan Estratégico que hemos preparado para 2015. Venderemos más Seguros, más Fondos y menos Depósitos, mientras el EURIBOR siga por los suelos. La previsión en Enero es colocar un millón de Euros”.
Las palabras oficinas, plan, estratégico deben ir claramente en minúsculas, al no ser un nombre propio. En cuanto a Seguros, Fondos y Depósitos, son familias de productos, no identifican un nombre comercial, porl o que tampoco deben llevar mayúsculas. Los meses y monedas deben ir siempre en minúsculas según normativa lingüística. Por último, Euribor es un acrónimo (Euro Interbank Offered Rate) de más de seis letras, por lo que sólo va en mayúsculas la primera letra.

Para dar relevancia a conceptos, contamos con otras herramientas, como la negrita o el subrayado. En el ejemplo anterior propondría pondría en negrita o subrayaría “Venderemos más seguros, más fondos y menos depósitos”, así como “colocar un millón de euros”.

Comentario a parte merece el uso de mayúsculas en los mails. A menudo leemos ejemplos de este tipo:
“NECESITO URGENTEMENTE QUE ME ENVÍES EL PEDIDO. Mañana tengo que enviarlo a Madrid. ¿LO RECIBIRE ANTES DE LAS 3?”
Debemos tener en cuenta que en el pantalla de ordenador, el uso de textos en mayúsculas se traduce en un grito. Si es lo que deseamos transmitir, no hay problema, pero a menudo no es nuestra intención, sencillamente queremos que el remitente entienda la importancia de lo que remarcamos. Mejor hacerlo nuevamente subrayando, cambiando el color o usando negritas.

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